Rocketman
Rocketman

Las puertas se abren de golpe. La luz llena el pasillo. Un demonio aparece en silueta, caminando con una fanfarronería que irradia desde sus enormes alas emplumadas hasta las suelas de sus zapatos de plataforma. La figura del niño salvaje brilla con pedrería, ojos enmarcados por corazones de lentejuelas que lo reafirman como el rey del espectáculo, el teatro, el drama del campo alto. Se detiene.
