Along Came the Devil
Along Came the Devil

Las películas sobre posesiones del diablo son a montones. Desde los días de celebración de EL EXORCISTA, nos hemos visto inundados con interminables historias de personas (no siempre, pero generalmente, jóvenes adolescentes) a las que sus esencias corpóreas han sido superadas por bestias demoníacas que han resultado en bultos en la noche, palabras traviesas que han provocado risas saládicas, y hombres heroicos de la tela que han intervenido para salvar el día, desenvainando sus crucifijos como si fueran armas de fuego en un enfrentamiento al ALTO MEDIODÍA. No hay mucha tierra nueva para ser descubierta en estas tierras no sagradas, labradas tanto como lo han sido. Hemos filtrado la histrionismo bíblico a través del drama del shakycam (demasiadas veces como para contarlas, en realidad), hemos explorado los latidos narrativos del género a través del prisma de otras religiones (el judaísmo nos ha dado tres): THE UNBORN, THE POSSESSION, and the Polish-lensed DEMON), hemos visto incluso los efectos secundarios de lo que es tener a Belcebú cohabitando con tu alma (POSESIONES DE AVA). Dada la limitada oferta de trazos narrativos que ofrecen estas cosas, ¿qué nueva arruga puede esperar presentar una nueva película de posesión?
